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Stealthing: agresión sexual con consecuencias físicas y emocionales

Stealthing

(Foto de Reproductive Health Supplies Coalition en Unsplash)

Imagina que estás en una cita con un hombre. Mientras comparten, él te invita a tener relaciones sexuales. No estás tan segura, pero te convence. Durante el coito, él te pregunta si se puede retirar el condón. Tú dices: “No”. Sin tu consentimiento y sigilosamente, se lo quita y continúa con el acto sexual. Te das cuenta, no sabes qué hacer, te paralizas. 

Este fue uno de los testimonios que recibió Ana Castillo Muñoz, creadora del blog de empoderamiento sexual Con el verbo en la piel, a través de Instagram. 

La joven que contó su historia fue víctima de stealthing, que es un tipo de agresión sexual que consiste en remover el condón sin el consentimiento de la otra persona.  

“No todo el mundo entiende, piensa o cree que esto se cataloga como una agresión sexual. No hablamos de este tema. Por lo tanto, la gente no entiende que incurrir en esta práctica es incurrir en una violación sexual”, expresó Castillo Muñoz. 

La educadora sexual reconoció la importancia de visibilizar la modalidad del stealthing para poder ayudar con acompañamiento psicológico a personas que han sido víctimas de esta agresión.  

“Algunas prácticas para [los hombres] pueden ser placenteras o pueden representar un poco más de excitación, [pero] para otra persona tiene unas consecuencias totalmente negativas”, comunicó Castillo Muñoz.

En un artículo del Columbia Journal of Gender and Law, la abogada Alexandra Brodsky sostuvo que  el stealthing expone a las parejas a un embarazo no deseado e infecciones de transmisión sexual. Sin embargo, esta agresión sexual no solo tiene consecuencias físicas, sino también emocionales. 

¿Qué efectos emocionales puede provocar el stealthing?

El acto de quitar sigilosamente el preservativo puede causar el mismo impacto emocional que una violación sexual. 

La psicóloga clínica Wanda Torres Hernández alegó que este tipo de agresión puede provocar efectos traumáticos y aumentar los niveles de ansiedad y estrés en las víctimas.

“Las primeras 72 horas son muy importantes porque es una violación. Si le preocupa mucho o no conoce a la persona, tiene que ir al hospital o al médico en ese periodo”, añadió la doctora, quien ha trabajado con víctimas de agresión sexual.  

Por su parte, Castillo Muñoz informó que este tipo de acto también puede influenciar “la forma en que las personas pueden seguir intimando sexual y afectivamente con otras personas”. 

Según los testimonios compartidos en un blog, que incluyó la licenciada Brodsky en su artículo, las sobrevivientes de stealthing consideran este acto como una violación a la confianza y una negación a la autonomía de la mujer. 

Pero los comentarios que recopiló la abogada no solo presentan las historias de las víctimas, sino de los perpetradores de esta agresión.

En las páginas web, “brindan consejos, junto con descripciones explícitas, sobre cómo engañar con éxito a una pareja y quitarse el condón durante las relaciones sexuales”, señaló Brodsky.  

En los foros, los agresores justifican sus acciones como “un instinto natural del hombre”, agregó la jurista. 

De acuerdo con la psicóloga Torres Hernández, el stealthing es un ejercicio de poder y dominación, que ignora el consentimiento de la mujer. La doctora comentó que “es posible que el victimario no tenga conciencia e incluso, muchas veces, las víctimas no lo ven como una agresión”.

“Así como a nosotras nos han hecho internalizar y normalizar este tipo de violencia, ellos también han aprendido que tienen ese poder, que ellos nos pueden dominar. Han aprendido, a través del machismo, que tienen ciertos derechos”, destacó la también maestra de yoga.   

Pese a que Torres Hernández reconoció que el victimario puede ser “cualquier persona”, la intención con la que se ejerce el acto de remover sin consentimiento el preservativo puede definir el perfil del actor. 

 “Si lo hace con la intención de sentir más excitación porque la otra persona no se da cuenta de que se quitó el condón, si la intención es ejercer algún tipo de presión o embarazar a la persona, puede encajar con el perfil de un agresor sexual”, detalló la experta en psicología. 

El stealthing como delito

En el escrito jurídico, la licenciada Brodsky indicó que ninguna de las víctimas que entrevistó consideraron iniciar pleitos legales y que no hay ningún registro, en el Tribunal de los Estados Unidos, de algún caso sobre la extracción sin consentimiento del profiláctico. 

Sin embargo, en países como Alemania, Suiza y España  se han reportado casos de stealthing que han llegado a los tribunales. En 2017, un foro judicial de Berlín sentenció a un hombre a ocho meses de cárcel, a pagar $3,400 por daños y a costear los gastos de una prueba de salud sexual a la víctima. En un artículo reciente, en California, se presentó un proyecto de ley para penalizar este acto y tipificarlo como una forma de agresión sexual. De aprobarse, las víctimas podrían demandar por daños físicos y emocionales. 

Aunque no se ha registrado oficialmente ningún caso de stealthing en Puerto Rico, la exjueza Susana Serrano Mondesí expresó que sí es posible tipificar el delito en el Código Penal y que, en el ámbito civil, se puede considerar como una conducta negligente que causa daños emocionales. 

La también profesora de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico (UPR) comentó que el legislador, que es a quien le corresponde hacer las leyes, puede enmendar el Artículo 130 sobre agresión sexual del Código Penal e incluir la modalidad del “stealthing”. 

“Yo pienso que [el delito] puede ser de agresión sexual. Se identifica como un tipo de agresión dentro de una relación sexual aun cuando sea consentida. En este caso, a lo que consiente la víctima es a tener una relación sexual protegida”, comunicó la experta en derecho penal.

“El consentimiento no es para todo. Una relación sexual puede comenzar de forma consentida y, después la parte que no quiere, dice que no. Es un derecho de la mujer a no continuar. La gente piensa que una vez se consiente todo está permitido”, agregó. 

Serrano Mondesí señaló que, por lo general, en un delito de agresión sexual “solo están las dos partes envueltas y se convierte en una cuestión de credibilidad”.

“En los procesos judiciales, declara ella, y el acusado tiene derecho a permanecer callado o, si él quiere, puede decir: ‘No, yo voy a hablar a mi favor’. Entonces, le toca al juzgador de los hechos decidir a quién le da credibilidad”, explicó la letrada.

Según la abogada, algunos factores que considera el juez para dar credibilidad pueden ser “cómo declara la víctima, las circunstancias [o] cuán rápido fue la persona a denunciar”. Sin embargo, reconoció que a las víctimas “se les hace muy difícil” reportar las agresiones sexuales.

En casos de agresión sexual, la credibilidad funge como uno de los retos cuando las víctimas deciden iniciar pleitos legales.  Para la psicóloga Torres Hernández, el proceso al que se enfrentan las víctimas muchas veces hace que no deseen continuar con el juicio. 

“He tenido pacientes que han sido víctimas de violencia sexual y realmente el sistema es tan animal que revictimiza… y llega un momento en el que ya las personas no quieren seguir hacia delante con los casos porque es tanto el dolor emocional que les hacen sentir que tiran la toalla”, explicó la doctora.

No obstante, ante la posibilidad de penalizar el stealthing, Serrano Mondesí resaltó que, en Puerto Rico, se busca criminalizar “todo tipo de conducta y no se enfocan nunca en la educación”.

“Hay que ser bien cuidadoso con las acciones que decidamos penalizar [o] no penalizar. La mirada que debemos tener en cuanto a estos temas debe ser educativa”, coincidió Valeria Barquero Sotomayor, una de las portavoces del Probono Derechos Sexuales y Reproductivos de la UPR.

La mujer como un objeto y no como un sujeto

El stealthing es un acto de dominación y control que, según expertas, también ocurre por la falta de una educación sexual integral con perspectiva de género. 

La experta en psicología Torres Hernández informó que los niños y adolescentes acuden a internet, especialmente a la pornografía, para instruirse en términos de educación sexual. Además, indicó que, a través del porno, crean “unos esquemas mentales dirigidos a tratar a la mujer como un objeto y a utilizar a la mujer para su propia satisfacción”. 

“En la casa, los padres no tienen la costumbre de dialogar abiertamente de sexo con los menores porque les avergüenza o porque entienden que lo van a aprender con la experiencia. Entonces [llegan] a la pubertad, la adolescencia y la adultez con muchos cuestionamientos”, agregó la también instructora de yoga. 

El stealthing, según Torres Hernández, es una práctica que la mayoría de las veces es realizada por jóvenes. Por lo tanto, esta agresión evidencia que “nunca nadie se ha sentado con estos jóvenes o con estos niños a decirles ‘esta es la educación sexual’ y ‘así es como se le da placer a una mujer’”, afirmó.   

Asimismo, Torres Hernández mencionó que la educación con perspectiva de género es necesaria para que los hombres desaprendan “las conductas y pensamientos desadaptativos que los hacen no saber relacionarse”.

Ante la necesidad de implementar una metodología sobre educación sexual con perspectiva de género, la estudiante de derecho Barquero Sotomayor recalcó que no solo se les debe enseñar a los jóvenes, sino a toda la población. 

En Puerto Rico, se deben impulsar “políticas públicas dirigidas a la salud sexual y reproductiva… [y] campañas educativas para la ciudadanía en general porque el sexo sigue siendo un tema tabú, que incluso entre las personas adultas es muy poco hablado y problematizado”, destacó la alumna de la UPR.  

Por su parte, la educadora sexual Castillo Muñoz aseguró que es importante comenzar a problematizar e identificar los roles de género para entender cómo opera el machismo y el patriarcado en la sociedad.

“Por ser mujeres o cuerpos feminizados, nos dicen que tenemos que comportarnos de una forma y que tenemos que aguantar ciertas otras cosas y que, por ser hombres, tenemos la libertad de hacer ciertos actos”, sostuvo la periodista. 

La fundadora de Con el verbo en la piel afirmó que, para que casos como el de su seguidora no ocurran, es necesario que las personas entiendan que el stealthing es una agresión sexual.

“El arma que tenemos para erradicar todo este tipo de violencia es la educación”, puntualizó.

 

*La autora realizó este reportaje para el curso Periodismo Feminista: Cobertura con Perspectiva de Género, que impartió la profesora Amary Santiago Torres en la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.  


Si tú o alguna persona conocida ha sido víctima de agresión sexual, tienes derecho a recibir ayuda. Puedes llamar a la Línea de Orientación y Ayuda Contra la Violencia Sexual, al 787 337-3737, o al Centro de Ayuda a Víctimas de Violación, al 1-800-981-5721. Mira más recursos de ayuda aquí.

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