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Nombrar algo que no existía. “El invencible verano de Liliana”, de Cristina Rivera Garza

A Liliana Rivera Garza la mató Ángel González en julio de 1990. Fue víctima de un feminicidio cuando esta palabra no existía. Según el Observatorio de Equidad de Género, en Puerto Rico, en el 2022, hubo 63 feminicidios. Podemos decir que fueron feminicidios porque así hemos decidido que se llamen. Pero ¿y hace más de 30 años? ¿Qué hacíamos cuando una mujer era víctima de un feminicidio? ¿Cómo describíamos que un hombre matara a una mujer por el hecho de ser mujer?

¿Cómo puede la hermana de una mujer víctima de un feminicidio encontrar información de un crimen que se tipificaba igual que los demás hace 30 años?

El invencible verano de Liliana, de Cristina Rivera Garza (México, 1964), es la historia de Liliana, su hermana. Lo novel de este libro es que gran parte de la historia de Liliana la cuenta Liliana misma: las páginas de su diario nos muestran a una Liliana joven, insegura de una persona que busca que le corresponda, luego emparejada y, al final, atribulada por la relación. Pero también nos muestran a una Liliana que crece, que se cuestiona y que se libera. 

P.D. de PD. YO SÉ QUE NO ME MEREZCO COSAS ASÍ!!!!

ESTO ES INJUSTO!!!

(en pocas palabras)

Tomado del diario de Liliana en El invencible verano de Liliana

La autora explora, afirmándose en el diario de Liliana y en los testimonios propios y de las personas cercanas, qué fue lo que sucedió para que pasara lo que pasó; qué es lo que antecede a un feminicidio. Mediante estas revelaciones de la personalidad y los eventos importantes en la vida de su hermana, así como de las percepciones que tenían otros de su relación, Cristina Rivera Garza procura reconstruir los hechos, pero también reivindicar y celebrar la mujer que era su hermana.

En lo más crudo del invierno aprendí al fin que había en mí un invencible verano.
 –Albert Camus

A Liliana la mató un hombre que no quería saberla libre. Liliana decidió, semanas antes de su feminicidio, que iba a dejar a ese novio que tenía desde que estaba en la escuela superior. Decía que iba a estudiar una maestría y que iba a viajar. Su feminicida, Ángel González, sigue impune. Como mismo la autora comparte la historia de su hermana para reivindicar su brillantez, la hace pública treinta años después en un intento de que se logre justicia.

Y es la falta de justicia también otro eje central de esta obra. Hay un claro señalamiento a la complicidad institucional por su falta de inacción y protocolos, así como por la falta de tacto, que la autora nos muestra en su forma más cruda cuando acompañamos los acontecimientos después del feminicidio.

También caminamos con Cristina décadas después en los procesos burocráticos en los que se enfrasca para intentar dar con respuestas. Las oficinas, los funcionarios, la falta de documentación, los recortes de prensa: todos son elementos que nos adentran en la ansiedad y la exasperación por navegar un sistema intimidante y obsoleto para buscar apenas algún registro de algo. Solo cabe suponer cuán difícil sería valerse de él para protegernos cuando lo necesitamos. Quizás, ni siquiera haya que imaginárnoslo pues muchas lo hemos vivido en carne propia.

Aunque el término feminicidio se acuñó en inglés por primera vez el siglo XIX, fue la autora sudafricana Diana E. H. Russell la que lo popularizó en la década de 1970 en medio del auge de los movimientos feministas de la segunda ola y le dio la definición que conocemos comúnmente: “el asesinato por hombres de mujeres por el hecho de ser mujeres”. El mundo tuvo que esperar hasta el 2006 para que el término feminicidio existiera en español gracias a la antropóloga mexicana Marcela Lagarde. No obstante, no fue hasta el 2012 que, en México, país natal de la autora y su hermana, se tipificó el feminicidio como un delito. Veinticuatro años después del feminicidio de Liliana. En Puerto Rico, apenas en el 2021 el feminicidio y el transfeminicidio se tipificaron como delitos.

Entonces, pues, llegamos a una cuestión fundamental de esta recomendación de De libro en libro para Todas: ¿se puede nombrar algo que no existía? Sí. En realidad existía, lo que nos faltaba era nombrarlo. Cristina Rivera Garza busca justicia por el feminicidio de su hermana. Haciéndolo, lo nombra, la nombra a ella y la recuerda también.

En la ola de manifestaciones feministas en México en el 2021, en varias paredes y carteles se leía:

Liliana Rivera Garza

Justicia

Si tú o alguna persona conocida está en situación de violencia, llama a la Línea de ayuda 787-489-0022. Mira más recursos de ayuda aquí.

Lee aquí la reseña de abril: Annie Ernaux: escribir con valentía y leer con poder


Esta es la cuarta recomendación de Teresa Córdova Verónica Rivera, del pódcast De libro en libro, como parte de una serie de colaboraciones con La sala de TodasEscucha el episodio.

Y, aquí, puedes escuchar De libro en libro.

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