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Nancy Rosario Marín no completó sus aspiraciones

Ilustración por Elizabeth Barreto

Cuando las personas llegaban a la casa de Nancy Rosario Marín, su vivaracha personalidad las recibía con música y mucha alegría, contó su prima Vanessa Navarro

Esa casa recibía con amor a los niños de la comunidad para que jugaran junto al hijo menor de la mujer. De ahí, también salían en bicicleta y recorrían todo el barrio San Isidro, en Canóvanas, donde Rosario Marín era muy querida. Allí, trabajaba como jardinera, uno de los múltiples empleos que tenía para sostener a su familia, pero el que más disfrutaba.

Después de mucho esfuerzo, la mujer remodelaba su vivienda, en la urbanización Jardines de Palmarejo. La mujer, de 43 años, con la colaboración de su comunidad, construyó bloque a bloque el hogar de sus sueños.

“Quería terminar su casa para ser feliz, en su casa, con su hijo y con su techo ya hecho. Ese era su sueño, terminar su casa y, después de ahí, comprarse su carrito”, relató su prima. 

Rosario Marín no concretó su sueño porque se convirtió en el tercer feminicidio íntimo en lo que va del 2022. 

La noche del 18 de febrero, en esa misma residencia, se celebraba el cumpleaños de una vecina. La fiesta fue interrumpida por la expareja de Rosario Marín, José Luis Reyes Rivero, quien la asesinó, a balazos, con un arma que no estaba registrada. 

El feminicidio ocurrió frente al hijo, de 7 años, que la víctima procreó con Reyes Rivero, quien se entregó a las autoridades horas después del crimen en un cuartel en San Juan. En los medios de comunicación, se publicó que Reyes Rivero tenía antecedentes de violencia doméstica en una relación previa. No obstante, Navarro confirmó que Rosario Marín había denunciado la violencia que sufría en la relación, pero luego retiró la acusación.

“A él no le importó que su hijo se quedara sin una mamá. A él no le importó que su hijo se quedara prácticamente solo porque se quedó sin su papá y sin su mamá. Eso sí es bien triste”, sostuvo Navarro. 

La prima de la víctima dijo que, desde el principio, Reyes Rivero era violento, machista y egoísta. Además, explicó que, cuando Rosario Marín decidió separarse, los problemas continuaron porque el hombre creía que su expareja era de su propiedad. 

“Así se está bregando con los hombres de hoy en día, que ellos quieren que la mujer esté con ellos a la brava. […] Los hombres no tienen ese derecho; tú no eres propiedad de ellos”, puntualizó.

El Departamento de Justicia presentó un total de siete cargos en contra de Reyes Rivero por feminicidio, maltrato a menores y violaciones a la Ley de Armas. El domingo, 20 de febrero, la jueza Lirio del Mar González Bernal determinó causa para arresto y le impuso una fianza de $900,000 que no pudo prestar, por lo que fue recluido en la cárcel 705 del Complejo Correccional de Bayamón. 

Luego de dos aplazamientos que solicitó la abogada de defensa Vimarie Rivera Morales, de la Sociedad para la Asistencia Legal, Reyes Rivero renunció al derecho de vista preliminar, en la que se determina si hay causa para juicio. 

El 11 de mayo, el feminicida se declaró culpable tras un preacuerdo con la fiscalía, que también fue avalado por la familia de víctima. Reyes Rivero admitió su culpabilidad a siete cargos, por lo que fue sentenciado a 55 años y seis meses de cárcel. Como parte del acuerdo de culpa, se sustituyó el asesinato en primer grado, en la modalidad de feminicidio, por un asesinato en segundo grado.

El miércoles antes del feminicidio, Navarro compartió con su prima. Dijo que en el rostro de la mujer se veía que algo sucedía. Aunque Rosario Marín no le quiso hablar, en el momento, le comentó que la llamaría para contarle. No obstante, le adelantó que se encontraba feliz porque estaba reconectando con su hija mayor, de 21 años, de quien estaba distanciada. 

Navarro nunca supo qué le aquejaba a la mujer, pero presume que se debía a los constantes encontronazos con su expareja, pues estaba decidida a concluir con esa relación. También, le apena que no haya podido continuar desarrollando una relación cercana con su hija.

La prima de la víctima sostuvo que a Rosario Marín le hubiese gustado ser recordada como fue, una mujer cariñosa, servicial, luchadora y una madre apasionada, que superó muchos obstáculos para sacar a su familia adelante.

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