“Érase una vez… hasta que vivieron felices para siempre”. Así, comienzan y terminan muchas de las historias que ilustran e idealizan el amor con creencias erróneas. Precisamente, para desmentir esos discursos, un grupo de jóvenes continuó su reflexión en la segunda parte del ciclo de talleres de la campaña contra la violencia machista ¡Cambia ya!
Bajo el título Eso que llaman amor, les jóvenes enfrentaron los mitos que, desde cuentos; películas; canciones; mandatos familiares, escolares, y comunitarios; chistes; juguetes; noticias; entre muchos otros ambientes, se transmiten y fomentan relaciones desiguales.
“La única manera de desintoxicarse, porque es que hay que desintoxicarse de este modelo, es desaprendiéndolo, es cuestionándolo. Es proponiendo otras formas de vinculación que no sean estas; haciéndonos conscientes de que esto que nos han dicho toda la vida, que es como supuestamente siempre ha sido y debe continuar siendo, no es natural”, explicó la facilitadora Karla Ferrer Arévalo.
Entre los discursos más comunes, se encontraron el de la media naranja, la posesión y la idea de que el amor lo puede todo.
La idea de que unas personas pertenecen a otras
Desde el tema de la posesión, uno de los participantes aseguró que esta incluye, muchas veces, las relaciones de amistad donde unas amistades les reclaman a otras cuando expanden el círculo de personas con las que interactúan.
“Llega un punto que molesta porque la toxicidad es tanta…Ser tóxico no es bueno. Tú me diste una confianza para catalogarme a mí como un amigo tuyo, por qué tu crees que, (cuando) ya hicimos ese pacto…, me interesaría romperlo solamente por andar con otra persona que no eres tú”, argumentó el joven.
Ante esta circunstancia, Ferrer Arévalo señaló que esta posesión también es un mito con el cual muchas personas que crían justifican que sus crías les pertenecen.
“Todas, todos y todes tenemos derecho a ser nuestra propia persona y a ser la persona que queramos ser… los niños, las niñas, les niñes y las personas adolescentes tienen derechos”, destacó la también trabajadora social y gestora de WetJustice.
De igual forma, otros participantes reprocharon la moda que, por medio de las redes sociales, se ha desarrollado sobre la toxicidad catalogando a las personas como “la tóxica” y “el tóxico” para subrayar que este tipo de comportamiento no es saludable para ninguna relación.
“(El tema de la toxicidad) me puso a pensar mucho en cómo yo concibo una relación o cómo sería entablar una relación otra vez porque hay muchas personas que se están comiendo ese cuento de que ser tóxico es bueno, que ser la propiedad de otra persona también es bueno, que los celos son buenos y…eso a mí también me preocupa mucho”, comentó una de las participantes.
La conversación continuó definiendo los roles desiguales dentro de las relaciones en los cuales a una persona se le permiten acciones que a la otra se le prohíben, tales como la castidad para una persona y la sexualidad como ganancia para otra.
Fomentando relaciones sanas
Luego, se estableció la diferencia entre el enamoramiento y el amor, y se destacaron algunas de las formas en que se pueden sostener relaciones sanas. Como primer paso, Ferrer Arévalo mencionó el amor propio.
“Si, de momento, en un vínculo, usted se olvidó de sí misme, tiene que parar ahí porque no se puede olvidar de sí misme nunca… ese desamor con usted misma, con usted misme, es mucho más difícil y mucho más doloroso de sanar que, incluso, vínculos con otras personas”, detalló.
Entre los otros signos de relaciones sanas, Ferrer Arévalo destacó la comunicación efectiva, la equidad, responsabilidad afectiva y la flexibilidad.
Les participantes culminaron el taller evaluando tres situaciones en grupo y clasificándolas como equitativas o violentas.
La campaña contra la violencia machista ¡Cambia ya! es posible gracias a Oxfam de América y a Equilátera, la compañía publicadora del medio feminista y solidario Todas.