(Fotos de Ana María Abruña Reyes)
Si existe una forma para describir su vida como actriz, profesora, madre y esposa, Isel Rodríguez pronuncia la expresión “al garete”.
No es que vaya a la deriva, sino que cada momento se convierte en un reto ante la cantidad de situaciones con las que tiene que lidiar en un día normal. Claro, no es la única persona que se divide en muchas partes, pero igual no deja de ser intenso.
Sin embargo, esa popular expresión la dijo con una sonrisa que pone al descubierto sus dientes, pues tiene sus razones. La integrante del colectivo Teatro Breve reconoció que forma parte de un grupo de actores, productores y escritores que le permite desarrollarse continuamente en la actuación, pero, sobre todo, no le pone límites a la hora de querer hablar sobre historias de mujeres para mujeres.
Esa satisfacción la siente cuando con sus compañeras Lourdes Quiñones, Lucienne Hernández y Marisé “Tata” Álvarez monta el espectáculo Noche de jevas, que le permite comparar con la realidad de otras actrices en busca de un papel en una pieza teatral.
“El grupo que produce está compuesto por mujeres, las actrices somos mujeres, las que estamos escribiendo somos mujeres. Afuera, usualmente, vas a un casting de anuncios, miras qué puedes conseguir en alguna película, en alguna obra. Muchas de las obras se escriben desde el punto de vista masculino. El hombre es el protagonista, y uno es la acompañante, la esposa, la madre. Casi nunca el cuento es sobre ti. El cuento es sobre aquel hombre que tiene una vida muy difícil, que tiene que luchar contra algo, y tú estás acompañándolo en ese viaje o mirándolo, o te salva”, mencionó.
“Eso es desde el teatro clásico hasta el contemporáneo porque sigue siendo así. Muchos hombres, compañeros que escriben por default, no por maldad, sino que esa es su norma, piensan siempre en el héroe de la historia como el hombre y muchas mujeres también escriben eso. Y tener aquí, en Teatro Breve, a un grupo de mujeres que estamos pensando en personajes femeninos en historias escritas por nosotras, que nos dan gracia a nosotras, es wao”, añadió sobre lo que describe como un “lujo”.
Confesó que, en principio, no tenían grandes expectativas con el espectáculo que les permitía estar solas en la tarima. Se prepararon para un fin de semana sin imaginar que sería el inicio de ocho temporadas en las que mujeres querían escuchar historias con las que se identificaban.
“Fue sorpresivo porque uno está acostumbrado a pensar que los temas femeninos y que las historias de mujeres no venden o que a la gente no le interesa escucharlo y, todo lo contrario, ha sido increíble. Siento que la aportación ha sido para mí. Entender mi trabajo y que hay un deseo de ver mujeres en el escenario, de escuchar sus historias, sus cuentos, de hablar como madres, esposas, estudiantes, escucharnos unas a las otras, de reírnos de nosotras mismas”, mencionó al admitir que siente mucha responsabilidad sobre los temas que abordarán en cada espectáculo.
Isel Rodríguez, quien está casada con el dramaturgo Jorge González y es madre de Elena (13) y Amalia (11), comentó que, aunque ella y sus compañeras son conscientes de que desde la comedia se pueden hacer aportaciones, lo primero que evalúan con sus personajes es si les dan gracia. Luego, mientras van definiendo los personajes, se dan de manera natural aportaciones que en un principio no analizan, como sucedió con el popular paso de comedia Housewives of Miramar, que contiene personajes que no formaban parte de los estereotipos a los que comúnmente recurren los libretistas. Housewives of Miramar tiene como personajes principales a unas mujeres con comodidades económicas, desconectadas del mundo y cuyas mayores preocupaciones son el traje de su hija o la pérdida de una competencia. Desde la comedia, hay una crítica contundente de mujeres que oprimen a otras mujeres para mantener su estilo de vida.
“En ese momento, siempre se reían de clases sociales más bajas o de una raza diferente o de una nacionalidad diferente”, indicó la profesora del Departamento de Drama de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
—Como madre de dos hijas, ¿cuáles son tus mayores preocupaciones?
—El calentamiento global, que tengan un planeta, que no les coja una epidemia de algo horrible. Ahora mismo, mis preocupaciones son ambientales y, después, qué rayos van a hacer ellas, aunque pienso que esa generación va a tener que idear una nueva manera de sobrevivir; un sistema nuevo económico porque esto no se va a sostener por más tiempo. No creo que esto que estamos viviendo se pueda mantener. Van a tener que empezar a hacer tribus, sembrar y buscar una forma de vivir, producir, de comer, cuidarse, que sea diferente a lo que hemos conocido porque no creo que sea sostenible la manera en que vivimos.
—¿Y el hecho de que son mujeres?
—La manera de pensar la mueven las personas y espero que esas generaciones abran sus mentes y entiendan que la igualdad y la equidad son una cosa primordial para la sobrevivencia humana. Tengo esperanza de que esa generación va a saber eso, aunque, a veces, veo las noticias y pienso: ‘Oh, my God’. Mis hijas, por ejemplo, tienen un conocimiento que yo no tenía a su edad y saben que pueden hacer ciertas cosas y no se lo cuestionan. Ellas no se van a cuestionar si quieren o no tener hijos, si se quieren o no casar. Ellas van a decidir. Ya la más chiquita dice: ‘Yo no creo que tenga hijos’. Yo jamás me hubiese cuestionado eso. Asumía que ya tenía que hacer ciertas cosas, cuando fuese adulta, y ya ellas saben que pueden decidir y eso ya es algo grande. Ellas ya pueden tomar una decisión de quiénes quieren ser como mujeres en el futuro. Lo que quisiera es que sepan cómo sobrevivir con lo que viene.
—Como educadora, ¿con qué te enfrentas?
—En la universidad, los estamos preparando para un mundo que quizás no es el mundo que se van a encontrar cuando salgan. Eso es como una de mis grandes observaciones. La generación mía ya nos dimos contra la pared. Estamos todos como reinventándonos. La norma es dos o tres trabajos, para más o menos llevar la vida, y estas nuevas generaciones están averiguando qué rayos van a hacer. Lo primero que les digo es que están en la universidad por placer personal, para adquirir conocimiento personal como ser humano, independientemente de lo que vayas a hacer en términos de trabajo para subsistir. Hay que empezar a pensar en cosas diferentes porque ya nada de lo que la gente hacía antes es viable… No hay garantía de nada.
Dónde se quedó la cantante
Antes de ser actriz, Isel Rodríguez se aventuró a la música cristiana. Cuando tenía 18 años, formó parte de un dúo que publicó la producción Flor de agua. Fue debut y despedida porque, confesó, no tuvieron una buena experiencia con un productor. Además, en ese momento, se dio cuenta de que tenía que cantar, vestirse y proyectarse como querían los “conocedores” de la industria del disco.
“Estaba joven y dije no voy a bregar con eso. Tenían una idea de cómo tú debes cantar, de cómo se supone que te veas, cuál debe ser tu estilo, y yo quería hacer mi propia cosa y eso en la industria musical nadie lo entendía. Dije que no iba a estar peleando con la gente. No tenía dinero para eso y también quería ser actriz”, mencionó al encontrar la felicidad de representar distintas vidas a través de sus personajes.
La cita será en el Choliseo
Teatro Breve tendrá su próxima cita con su público el 22 de diciembre en el Coliseo de Puerto Rico, en Hato Rey.
“Estoy temblando. Estoy acostumbrada a mis 350 personas en el teatro, pero 6,000 o 7,000 personas gritando a la vez, no”, dijo la actriz, quien estará en compañía de Juan Pablo Díaz, Lourdes Quiñones, Lucienne Hernández, Luis Gonzaga, Marisé “Tata” Álvarez y Mikephillippe Oliveros en el espectáculo Teatro Breve en el Choliseo.
Anticipó que se trata de una pieza teatral con “invitados divertidos y animales vivos en escena”.