Unas 36 mujeres y 52 menores continúan desaparecidas desde el 2018, según el informe Estadísticas de la Oficina del Coordinador de Personas Desaparecidas (2018-2021), del Negociado de la Policía de Puerto Rico (NPPR).
Ante la alta cifra, organizaciones feministas han denunciado la falta de acción de las agencias gubernamentales para recolectar y analizar de manera uniforme y rápida la información de mujeres que son reportadas como desaparecidas y localizadas.
“Es importante darles seguimiento a los casos de mujeres desaparecidas porque gran parte de dichas desapariciones pueden estar relacionadas a violencia de género o a trata humana. Desafortunadamente, las mujeres son más vulnerables a la trata que los hombres, incluso que los menores hombres”, advirtió Debora Upegui Hernández, analista del Observatorio de Equidad de Género.
Según las estadísticas del Negociado, 1,335 féminas han sido reportadas como desaparecidas desde enero del 2018 hasta abril de 2021. De este total, 651 han sido adultas y 684 menores de edad. La búsqueda se mantiene activa para 88. Las 1,247 restantes han sido localizadas. Sin embargo, las estadísticas del Negociado no identifican cuántas de estas féminas localizadas fueron halladas muertas.
Algunas desapariciones que terminaron en feminicidios en la isla fueron las de Rosimar Rodríguez Gómez, de 22 años, en septiembre del 2020 en Toa Baja; Angie Noemí González, de 29 años, en enero del 2021 en Barranquitas; y el último caso, el de Keishla Rodríguez Ortiz, de 27 años.
La portavoz de la Oficina del Coordinador de Personas Desaparecidas, Daymi Viña Vega, insistió en que las cifras de personas reportadas desaparecidas han disminuido en los últimos años, pero que continúan trabajando para localizarlas a todas.
“Todas las investigaciones se llevan a cabo todo el tiempo. No importa que lleven uno, dos o tres años. Lo importante es que nosotros tenemos que tener esa conexión con la familia o las personas que lo están reportando. Nosotros tenemos el deber de trabajar todos los casos y tener una respuesta a esa familia que va a preguntar”, sostuvo la agente Viña Vega desde el Cuartel General de la Policía en Hato Rey.
El Coordinador de los Cuerpos de Investigación Criminal (CIC) del Negociado de la Policía, Carlos Nazario Lebrón, indicó que los datos de las estadísticas se van ajustando y modificando año tras año con las personas que logran localizar.
Además, los portavoces del cuerpo policiaco insistieron en que, por decisión de la familia, no todas las requisitorias, documento oficial que llenan los familiares de una persona desaparecida, se comparten a la prensa o se hacen públicas.
Por eso, algunos casos, en su mayoría de menores de edad, no se comparten en la página oficial o el perfil de Facebook de la Policía.
Conexión entre las desapariciones y los feminicidios
El Observatorio de Equidad de Género ha analizado los casos de desapariciones de mujeres y adolescentes para identificar diversas variables que ayuden a visibilizar el problema y recomendar políticas públicas contra la violencia de género.
La doctora Upegui Hernández indicó que las posibilidades de que una mujer que se reporta desaparecida y haya sido asesinada aumentan con el pasar de los días, ya que “se pierde el rastro de la evidencia”.
Una tendencia en los feminicidios es que los victimarios secuestren a sus parejas, luego las asesinen y desaparezcan sus cuerpos. Así ocurrió en 2011, cuando el expolicía Roberto Quiñones Rivera secuestró a la bailarina Yexeira Torres Pacheco, la asesinó y su cuerpo nunca fue encontrado. Sin embargo, tras una gran recolección de evidencia científica, el hombre fue hallado culpable en 2014.
“No es minimizar la importancia de encontrar a los hombres desaparecidos, pero es reconocer que las circunstancias y el contexto en que ocurren las desapariciones de las mujeres son diferentes y están ligadas a razones de género debido a la desigualdad de poder entre hombres y mujeres, que permite y apoya la percepción de la mujer como posesión y/o objeto sexual sobre el cual ejercer poder”, detalló Upegui Hernández.
Tras la alarmante situación en Puerto Rico por los feminicidios y desapariciones de féminas, el gobierno declaró un Estado de Emergencia el 25 de enero de 2021.
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Retos para documentar y publicar la información de personas desaparecidas en la Policía
Desde su experiencia en el análisis de las estadísticas de la Policía sobre las desapariciones y los feminicidios, Upegui Hernández expuso que el principal problema es la falta de un proceso uniforme y centralizado para manejar la información, búsqueda y seguimiento de estos casos.
“El año pasado, nos percatamos que la página de internet no había sido actualizada y tenía información de casos que habían sido localizados, pero no se habían actualizado en el portal. No estaban los casos de los últimos dos años y no había manera de que el público pudiera acceder a una lista de fotografías y nombres de personas desaparecidas o localizadas para saber si lo que circulaban en redes era verídico”, abundó la experta.
Además, expresó que otro reto que ha encontrado es que no existe una estructura centralizada para el manejo de la información sobre temas relacionados con la violencia de género o unas variables bien definidas para corroborar los datos que se trabajan a nivel isla.
“En las cifras de desapariciones, no se identifican cuántas de las localizadas fueron halladas muertas. Al igual que en la información de asesinatos, tampoco hay un número que indique cuántas de las víctimas asesinadas habían sido reportadas desaparecidas”, señaló sobre algunos ejemplos de variables que ayudarían a medir el impacto y proponer medidas de seguridad pública.
La analista insitió en que tampoco se identifica cuántas de las personas desaparecidas tenían identidad de género diferente al sexo asignado al nacer.
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A raíz de los datos recolectados por el Observatorio de Equidad de Género, las siguientes mujeres y adolescentes permanecen desaparecidas desde el 2020. El Negociado de la Policía constató a Todas que continúan bajo investigación estos casos:
*Las requisitorias incluidas son las que la Policía ha hecho públicas y compartido con la prensa.
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Primera vez en utilizar la Alerta Rosa
El caso de Keishla Rodríguez Ortiz fue la primera vez que la entidad policial activó el protocolo de la Alerta Rosa, que se utiliza cuando desaparece una mujer mayor de 18 años y cuyo paradero se desconoce por familiares y personas allegadas.
“Se llevó a cabo mediante una legislación el 2 de octubre de 2019. Esta alarma se creó a raíz de tantos incidentes de violencia doméstica en los que ocurren muertes o personas que son reportadas desaparecidas y terminan después asesinadas”, explicó la sargenta Ivette Rivera Velázquez, de la Unidad de Crímenes contra la Mujer en el Negociado.
La Alerta Rosa, conformada por la Ley 149 de 2020, también plantea que la persona querellante de la desaparición deberá acreditar las condiciones y circunstancias en las que se considera que la mujer está desaparecida o secuestrada.
Además, Rivera Velázquez explicó que el protocolo de la alerta no estaba preparado antes del caso de Keishla Rodríguez Ortiz para otros casos, como el de Brenda Montalvo Padillo, quien desapareció el 27 de marzo de 2021 y su carro fue hallado abandonado y quemado.
El documento tiene el propósito de establecer más mecanismos de búsqueda de las mujeres desaparecidas o secuestradas entre las entidades de seguridad pública, como el Negociado, policías municipales y cualquier corporación estatal, federal o municipal.
El tratamiento de las imágenes en las requisitorias de las desaparecidas
Las redes sociales se han convertido en otro espacio para la reproducción de estereotipos de género y debates en los casos de personas desaparecidas en la isla. Ante la cultura machista que existe en Puerto Rico, algunas fotos utilizadas en las requisitorias de mujeres desaparecidas han sido objeto de juicios valorativos y burlas.
Lourdes Lugo Ortiz, profesora de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, ha estudiado los discursos a través de las imágenes en las plataformas digitales y su repercusión en las interacciones sociales.
La catedrática explicó que existe una diferencia evidente entre las fotografías que son utilizadas para las requisitorias de hombres en comparación con las de las mujeres. En el caso de los hombres, la mayoría de las imágenes en las requisitorias son de perfil, del pecho para arriba. Mientras, las fotos de las féminas son extraídas casi siempre de las redes sociales.
“Yo creo que las valoraciones deben ser iguales para todos los géneros en términos de la foto que circulan. Las fotos deben tener el mismo estilo, independientemente cuál es la persona que está fotografiada. Entonces, creo que podría ayudar que se establezcan unos requisitos particulares que no sean acomodaticios al género que se está representando”, insistió la profesora, quien también posee un doctorado en Periodismo y Comunicación Masiva, con especialidad en Estudios sobre las Mujeres y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Wisconsin-Madison.
Asimismo, puntualizó que para analizar estas imágenes se deben comprender el contexto y el tratamiento mediático que se les da en las redes sociales.
Las fotos que utiliza la Policía para buscar a una persona reportada como desaparecida son seleccionadas y autorizadas por la familia.
“Son imágenes que provienen de las redes sociales. Las redes sociales son para compartir información, pero también para crear comunidad. Son redes. Entonces, la intención de esa foto en ese contexto tiene un lugar distinto a otro contexto”, observó.
Lugo Ortiz destacó que, al sacar las imágenes de ese contexto en particular, se abre el espacio a que las personas utilicen valoraciones sexistas y problemáticas contra las mujeres para determinar la validez de su desaparición.
“El problema con los juicios valorativos y sexistas es que cuando nosotras no nos acomodamos o nos acomodamos demasiado a algunos de esos valores, entonces se está determinando: ‘¿Quién es una persona adecuada? ¿Quién es víctima y quién no lo es de una desaparición?’”, criticó la profesora.
En muchos de los comentarios en las redes sociales como Facebook, ha observado valoraciones negativas a menores de edad. Comentó un ejemplo particular de una joven, de 16 años, que, por su apariencia en la foto de la noticia, usuarios negaban su desaparición.
Lugo Ortiz reconoció que las mujeres están negociando constantemente con esas valoraciones sexistas, que identificó como problemáticas y muy restringidas a la libertad e intimidad.
“Se niega la violencia contra la mujer. No solamente se niega el poder de que uno decida cuál es la proyección que quiere tener. […] Estos mensajes de cómo debemos ser están por todos lados. Se nos cierra la puerta para cuando estamos en una situación de violencia, de feminicidio. Entonces, ya no caemos en ese molde. Es una situación de que no hay espacio de intimidad ninguna para las mujeres”, apuntó Lugo Ortiz.
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