(Fotos por Esteban G. Morales Neris)
La integración de diversas voces en el desarrollo de una noticia que trata sobre la ampliación de derechos a grupos puede ser visto como un principio básico en el ejercicio del periodismo. Sin embargo, ¿cuán necesaria es la inclusión de opiniones de sectores que se oponen a que poblaciones históricamente discriminadas sean reivindicadas con el reconocimiento de derechos por los cuales han luchado por décadas? ¿Cuánto aportan esas voces de opositores a la calidad de la nota de prensa o el reportaje?
A juicio de algunos periodistas y activistas, no existe justificación en incluir voces de religiosos fundamentalistas en la cobertura mediática sobre la ampliación de las protecciones civiles hacia personas de la comunidad LGBTTIQ.
“En el asunto de derechos civiles y derechos humanos, y la decisión que hubo del Tribunal Supremo de los Estados Unidos diciendo que es inconstitucional que dos personas del mismo sexo no se puedan casar, los religiosos no tienen nada que opinar. Esto es un asunto de derechos humanos”, expresó el periodista Manuel Ernesto Rivera.
“¿Por qué insistimos en buscar a un religioso para que nos hable de un tema en el cual no tiene vela en ese entierro? Puedes buscar un psicólogo, un sociólogo, un experto constitucionalista, pero no un líder religioso que verdaderamente no tiene nada que aportar en ese asunto”, añadió el también exdirector de noticias de WIPR TV.
Las expresiones de Rivera surgieron en el evento Comunidad LGBTQ: un periodismo inclusivo y atemperado, celebrado el pasado jueves 27 de junio en San Juan bajo el auspicio de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPPRO).
El coloquio también contó con la participación del periodista Marcos Billy Guzmán, de GFR Media, así como de los activistas Osvaldo Burgos y Amárilis Pagán.
Según las personas que participaron del conversatorio, una forma de mejorar la cobertura de prensa sobre temas relacionados con la comunidad LGBTTIQ es fomentando un periodismo de contexto que sustituya la obsesión de algunos medios en producir noticias sensacionalistas basadas en el debate hostil entre activistas proequidad y portavoces de grupos religiosos fundamentalistas.
“Hay medios que nos respetan lo suficiente, como para pedirnos opiniones sin tener que contraponerlas a la opinión de alguien en el sector fundamentalista, pero hay otros medios que insisten. Si fuera Martin Luther King y hubiera alguien del Ku Klux Klan, ¿tú le pedirías que se sienten en la misma mesa a debatir? Se trata de lo mismo. Son derechos humanos versus unas creencias fundamentalistas, y nosotros como activistas, yo como activista, no acepto ese tipo de entrevista porque me parece que es chinas con botellas, que no son cosas que se relacionan”, opinó Pagán, quien funge como directora ejecutiva del Proyecto Matria.
Guzmán coincidió con Rivera y Pagán, y presentó una analogía con otros casos, que aunque no tratan los temas vinculados a la comunidad LGBTTIQ, sí se relacionan con la protección a otros grupos que igualmente han sufrido discrimen.
“Cuando abordamos un tema sobre el racismo, no entrevistamos a un racista. Es inconcebible entrevistar a un racista, a una persona que diga ‘tú eres inferior y yo creo que tú eres inferior porque me levanté hoy y el Espíritu Santo me lo dijo’. No le damos foro a eso porque no son planteamientos racionales”, argumentó Guzmán.
Además de la crítica dirigida a quienes insisten en la producción de noticias basadas en los debates que polarizan, se cuestionó igualmente la exclusión mediática de aquellas voces religiosas que sí apoyan las luchas a favor de los derechos de la comunidad LGBTTIQ.
“La prensa, muchas veces los medios, no son los periodistas -yo sé que son las mesas de redacción- tradicionalmente, ignoran las voces del sector religioso que son proderechos LGBT. Eso fomenta la idea de que es un sector poderoso, que es monolítico, cuando realmente lo que pasa es que esas voces diferentes a ese sector religioso no están siendo llamadas ni invitadas por los medios de comunicación para expresarse sobre los temas”, explicó Pagán.
A pesar de los cuestionamientos hechos a la manera en que algunos medios abordan los temas relevantes a la comunidad LGBTTIQ, los participantes del conversatorio reconocieron que la cobertura periodística ha mejorado en comparación con lo que se publicaba en el pasado. Actualmente, se resaltan aspectos positivos en las noticias y no solo los incidentes negativos, como solía ser la norma durante la década de 1990 y previo a esa época.
Incluso, la cobertura actual trata de ser más inclusiva y eso se refleja en el uso de las diferentes letras que representan a esta comunidad. Asimismo, en ocasiones, se hace un esfuerzo por demostrar que dentro de los grupos LGBTTIQ existe una gran diversidad y se suscitan diferencias de opinión y criterio, como en cualquier otro sector dentro de la sociedad puertorriqueña.
“El asunto de las letras tiene un asunto de visibilidad, pero también hay cuestiones estratégicas. Se cree en la solidaridad cuando hablamos de todas las letras juntas e incluir la gran diversidad, pero no deja de tener debates al interior de las comunidades. Incluso, al interior de los grupos activistas, hay muchos debates y hay momentos donde nos hemos dividido”, comentó, por su parte, Burgos, portavoz del Comité Amplio para la Búsqueda de Equidad (CABE).
La actividad fue parte de la serie de conversatorios mensuales que organiza la Asppro para motivar la discusión sobre temas relevantes para el gremio periodístico y el país.