La inaccesibilidad a la tecnología, la falta de derechos sexuales, el deterioro de la salud mental, el incremento en la violencia, la inatención a las personas sin hogar y la inseguridad alimentaria, por la crisis del COVID-19, agravan el estado de los derechos humanos, señaló la coordinadora general de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, Sandra Cedeño Martínez.
Cedeño Martínez, junto a la directora de Amnistía Internacional para las Américas, Erika Guevara Rosas, y la directora ejecutiva de Taller Salud, Tania Rosario Méndez, afirmaron que la falta de una respuesta gubernamental durante la crisis de salud pública continúa empeorando la situación de las mujeres y niñas de Latinoamérica y el Caribe.
“El problema que tenemos en este momento no es el virus, es que nuestros estados, nuestros gobiernos no tienen con qué atenderlo”, destacó la coordinadora general de la Red de Salud durante un webinar sobre las mujeres, derechos humanos y el COVID-19 que se transmitió, el miércoles, en la red social de Facebook de Taller Salud.
También, la abogada de derechos humanos indicó que las organizaciones feministas se han visto obligadas a responder ante la falta de acción de los gobiernos debido a que las políticas públicas no responden a una ciudadanía latinoamericana que encara la falta de servicios esenciales como vivienda, alimento y salud.
Por su parte, Guevara Rosas señaló que las medidas gubernamentales que se han implementado para evitar la propagación del virus provocaron que se profundice la violencia, la desigualdad, la discriminación y el racismo que enfrentan las mujeres y niñas.
“La pandemia COVID-19 se ha convertido en una crisis más de derechos humanos en un continente ya azotado por gravísimos retrocesos, por autoritarismos y fundamentalismos”, sostuvo la directora de Amnistía Internacional para las Américas.
De igual manera, la activista, por más de 25 años, enfatizó que “las mujeres son la principal fuerza en el sector salud”.
“Ya el impacto directo sobre las personas que están encargadas de atender esta crisis de salud está desproporcionalmente afectando las mujeres cuando los estados, en sus respuestas, no han generado condiciones para el mejoramiento no solo de sus derechos laborales y beneficios, pero inclusive de sus condiciones en la que están operando para prevenir que el contacto llegue al sector de salud’’, abundó.
Asimismo, se mostró una estadística de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que se estableció que el 70% de los trabajadores del área de la salud son mujeres. En Puerto Rico, durante el 2019, el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos reportó que habían 21,000 técnicos de salud mujeres y 7,000 hombres.
A pesar de tener mayor presencia en el ámbito de la salud, las mujeres cuentan con un salario menor. El salario promedio para los hombres es de $21,663, mientras el de las mujeres es de $18,480.
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Al exponer las necesidades de los diversos grupos de mujeres por la crisis global, las panelistas coincidieron en que los derechos humanos deben observarse desde un enfoque diferencial.
“Quédate en casa”: un llamado desde el privilegio
“Quédate en tu casa” se convirtió en una campaña de publicidad que individualiza la responsabilidad de la emergencia, y no tiene una contraparte que especifique cuál es el deber gubernamental, especificó Rosario Méndez.
También, la directora de la organización feminista con base comunitaria planteó que la exhortación de permanecer en las casas puede afectar la salud mental de la ciudadanía.
Además, Sandra Cedeño indicó que la continua repetición de la frase partía de la preconcepción del privilegio de tener un hogar seguro, cuando Latinoamérica y el Caribe tiene una gran población sin hogar.
La activista de derechos humanos también argumentó que “el quédate en tu casa” invisibiliza a las trabajadoras domésticas, cuyas labores no son remuneradas, y a las personas que desconocen el uso de la tecnología.
No obstante, la licenciada enfatizó que la frase que se viralizó por las redes sociales pretende que la mujer haga las labores domésticas, ejerza la maternidad, trabaje y sea el sostén de la familia durante el periodo de aislamiento para mitigar la propagación del coronavirus.
Respuesta comunitaria ante la crisis
Tras la inacción el gobierno local por atender la emergencia salubrista en la isla, el esfuerzo comunitario es más notable.
Durante el webinar, la gerente de Comunicaciones de Taller Salud, Alexandra Figueroa Miranda, profundizó en cómo las comunidades han sido el único sistema de sobrevivencia de la ciudadanía.
“Las mismas comunidades son quienes salen y asumen la responsabilidad de respuesta”, señaló Figueroa Miranda.
Por otro lado, Guevara Rosas exhortó a la búsqueda de grupos de mujeres de diversos espacios y contextos que están generando alternativas de resistencia comunitaria.
“Busquemos en cada una de nuestras comunidades, en cada uno de nuestros países estos espacios alternativos”, dijo.
En Puerto Rico, proyectos feministas y comunitarios continúan brindando ayuda para suplir las necesidades de las mujeres. Taller Salud ofrece herramientas educativas sobre los derechos sexuales y reproductivos, estrategias de autocuidado y grupos de apoyo para quienes ejercen la maternidad.