Si tuvieras que intervenir, de forma no violenta, y corregir a una persona cuando elabora una frase machista, ¿cómo responderías?
De esta manera, un grupo de jóvenes, entre 16 y 23 años, sumaron sus esfuerzos a la lucha contra la violencia machista en el primero de tres talleres de la campaña ¡Cambia ya!
Con premisas tales como: “Yo no uso condones porque me aprietan”, “aguanta como macho”, “feminazi”, “¿cuántas novias tienes?” y “así son las mujeres”, los jóvenes reflexionaron sobre las conductas machistas internalizadas y en las de personas cercanas.
Una de las integrantes de este cuarto ciclo de talleres argumentó que la palabra “feminazi” era una de las formas de violencia que más le interpelaba porque las personas utilizan el concepto sin conocer las luchas de las mujeres a lo largo de la historia.
“A través de la historia, las mujeres siempre han sido minimizadas, víctimas… y los avances que se han logrado, hoy en día, han sido a base de luchas, cuestionando lo que se les ha impuesto y atreviéndose a un cambio. Aún quedan muchos derechos y oportunidades que las mujeres merecemos y no tenemos. No se trata de protagonismo ni de ser los más radicales, ni de ser superiores que los hombres, sino que las mujeres de hoy en día y del futuro puedan tener acceso a derechos y oportunidades básicas que merecemos simplemente por ser seres humanos”, expresó.
Bajo el título No se nace machista, la segunda parte del taller se concentró en la sexualidad y en la normalización de las acciones que reprimen.
La facilitadora, Karla Ferrer Arévalo, explicó las formas en que la sociedad, de maneras que pasan desapercibidas, tiende a reprimir a los seres humanos hasta prohibirles incluso acciones como la curiosidad.
“La curiosidad nos ayuda a salir un poquito de nuestra zona de confort. Para cambiar nuestras actitudes, tenemos que salir de nuestra zona cómoda”, acentuó la trabajadora social y activista transfeminista.
Continuó la conversación explicando conceptos como “patriarcado”, “machismo”, y “feminismos”, a la vez que destacó que el sistema social basado en asignar el género solo por la biología de la persona supone otra forma de represión porque limita la autonomía y diversidad.
Aprovechó el diálogo para destacar que el espacio de los talleres tiene el propósito de permitir el aprendizaje debido a que cada persona posee actitudes y creencias machistas.
“Todas las personas tenemos algo de machistas porque fuimos criadas en ese sistema de valores”, comentó la también gestora de la iniciativa WetJustice, pero aclaró que la violencia machista se aprende y no es innata al ser humano.
Por su parte, otro de los integrantes del taller, defendió la necesidad de colocarse en el lugar de las demás personas aun cuando las violencias y conflictos no supongan un daño para sí.
“Vamos a suponer que una persona diga: ‘No, que esto no es un problema que me afecta a mí, así que yo no voy a luchar por ello’, ahí, es que yo me pregunto dónde está la empatía del ser humano. Porque el problema no te esté afectando a ti, no significa que el problema no esté. Recientemente, tuve un debate con una persona sobre eso, porque estaba hablando sobre los pronombres…. Si hay personas luchando para ser reconocidas (y nombradas por los pronombres correctos), pues sí les molesta y quieren ser reconocidas por ello. Porque a ti no te afecte el problema no significa que no exista”, argumentó el joven.
El taller culminó con un vídeo sobre el comportamiento machista y una invitación por parte de Ferrer Arévalo a optar por la compasión, humildad, educación antimachista, equidad y justicia social en el camino a combatir las violencias machistas.
Los talleres de ¡Cambia ya! son parte de una campaña por la búsqueda de la equidad y de la lucha contra la violencia machista. Se imparten gracias al apoyo de Oxfam de América y Equilátera, la compañía publicadora del medio feminista y solidario Todas.