El 31 marzo del 2022, el Departamento del Estado de Estados Unidos declaró que, desde el 11 de abril de ese mismo año, les ciudadanes tendrían la opción de cambiar el encasillado “sexo” en el pasaporte a uno neutro. El cambio significó que, sin la necesidad de presentar evidencia certificando que te identificas fuera de los encasillados de masculino (“M”) o femenino (“F”), podrías escoger que tu pasaporte tuviera una “X” (al cual se le llama “unspecified”, traducido como “inespecífico”).
Este avance no se dió por sí solo. Le precedió la victoria del caso en corte de Zzyym vs. Blinken, en donde una persona intersexual (en adelante, utilizaré “personas intersex”) llevaba luchando hace años para que el Estado le permitiera tener un marcador neutro que fuera más acorde, tanto a su sexo como su género.
Algo que no todes esperaban era cómo la victoria de Zzyym beneficiaría a personas más allá de aquellas consideradas intersex. Según el Departamento del Estado, el nuevo marcador de género estaría disponible para toda persona no-binaria, intersex y de género no-conforme que deseara validar su identidad en el pasaporte.
Este avance pasó desapercibido para muchas personas. Sin embargo, para personas activistas y no-binarias como yo, esta fue la noticia del año. Tanta fue mi emoción que ese mismo año llené los formularios pertinentes, envié mi viejo pasaporte y recibí de vuelta uno nuevo con mi encasillado de género cambiado a “X”.
Esto, para mí, fue un acto sumamente eufórico, con el que se validó mi identidad de género.
Tan reciente como hace un mes, pude viajar a México con mi nuevo pasaporte, algo que no pareció representar mucho problema más allá de que me detuvieran en la aduana de la Ciudad de México (algo que ya me ocurría mucho con mi pasaporte anterior).
Luego de haber adquirido mi nuevo pasaporte, lo primero que me pregunté fue “ahora, ¿qué?”. Si, en efecto, ya tenía un documento que validaba mi identidad de género, no requería hacer más nada, ¿verdad?
La insuficiencia del pasaporte
Desafortunadamente, hacer el cambio en el marcador de género en el pasaporte no es suficiente. Esto se debe a que, a pesar de que este documento valida mi identidad de género, el mismo no es un cambio que se refleje en el resto de mis documentos. Tanto mi identificación de Puerto Rico como mi certificado de nacimiento aún me sostienen en el binario de género bajo la categoría de “masculino”. A pesar de que ya hace varios años, gracias al caso en el tribunal de Arroyo Gonzalez v. Rossello Nevares, muchas personas pueden cambiar su género en sus licencias a través de la certificación de une profesional de la salud mental, solamente pueden hacerlo dentro del binario de mujer-hombre. O sea, que las personas no-binaries han sido relegades a únicamente tener que escoger entre opciones binarias. Esto significa que en aquellos momentos que no ande con mi pasaporte, me veré en la obligación de presentar mi identificación puertorriqueña, la cual, en su encasillado, me encajona en la categoría masculina.
La posible batalla contra el Estado
¿Cómo es que entonces podría yo reclamarle al gobierno de Puerto Rico que valide mi identidad de género en mis documentos locales?
Desde hace varios años, he preguntado a diferentes abogades qué alternativas tendría yo para que se me reconozca ante el Registro Demográfico mi identidad de género no-binaria, para así validarla en mis documentos. Algunas de las respuestas que recibí iban orientadas a llevar un caso al Tribunal Supremo de Puerto Rico, así como esperar que hayan cambios por parte de la legislatura con los que se pasen leyes que modifiquen el sistema categórico de género en el Registro Demográfico puertorriqueño.
Desafortunadamente, muchas de estas respuestas venían acompañadas del reconocimiento de que, para que esto ocurra, requeriríamos esperar muchos años de educación y trabajo de activismo.
Estas respuestas han sido de las más desalentadoras, pues, ¿cómo es que tengo que presentar un caso ante el Tribunal Supremo de Puerto Rico y rezar a que les jueces no sean conservadores y me favorezcan en su decisión? ¿Por qué tengo que esperar a que les senadores y el resto de les legisladores se eduquen y decidan apoyar a mi comunidad no-binaria para entonces hacer leyes que nos validen? El choque con esta realidad, ciertamente, puede ser desesperanzador.
Mi propuesta ante los nuevos precedentes de Zzyym vs. Blinken
No obstante, creo que con este nuevo cambio del pasaporte es posible que tenga una mayor oportunidad. Me explico. Debido a que vivimos en una colonia, las leyes federales de Estados Unidos van por encima de las nuestras. Esto quiere decir que el pasaporte que tenemos les puertorriqueñes se ve en una posición de superioridad ante nuestras identificaciones de Puerto Rico.
Si mi pasaporte, visto como documento con mayor autoridad, tiene un marcador de género que dice “X”, entonces, ¿por qué mi documento local no lo puede tener? ¿Qué excusa tendría el Tribunal Supremo de Puerto Rico para negarme que mi marcador de género esté cónsono con un documento como el pasaporte de Estados Unidos? Además, ya varios años antes del cambio de marcador de género en el pasaporte estadounidense se habían hecho avances para incluir demarcadores de género neutro en las licencias de conducir en muchos estados, como en Oregon y California.
Aunque yo no avalo el colonialismo ni el hecho de que el sistema de leyes puertorriqueñas se base en copiar casi todo lo que ha hecho Estados Unidos, siento que llevar un argumento como este puede darme la oportunidad de que muchas otras personas no-binarias en la isla, incluyéndome, podamos cambiar nuestro marcador de género a uno neutro en los documentos locales.
Siendo honeste: los problemas con la “X”
A pesar de todo lo mencionado anteriormente, tengo varios problemas con que siquiera existan los marcadores de género.
Por ejemplo, añadir una “X” a otros dos marcadores de género no resuelve el problema para todo el mundo. Reducir la inmensa diversidad de identidades intersex, no-binarias y de género no-conforme a un mero marcador de género invisibiliza las realidades que estas comunidades viven. ¿Por qué no permitir que la persona se autoidentifique como desee sin reducir sus opciones a “M”, “F” o “X”? ¿Cuán difícil es tener un marcador como “NB” (no-binarie) en el sistema?
Más allá de un marcador de género
Considero que, al final del camino, nuestro objetivo como comunidades trans, cuir y no-binaries es que no exista un marcador de género en las identificaciones. Después de todo, el marcador de género y el pasaporte son ambas imposiciones coloniales para categorizar y controlar nuestras cuerpas.
¿Para qué realmente necesitamos que mi identificación contenga un encasillado de género? ¿En cuántos casos a diario verdaderamente necesitamos saber lo que una persona tenía entre las piernas al momento de nacer? Es por esto que el encasillado dice “sexo”, aunque se refiera a género. Nuestra cultura tiene una obsesión por saber la genitalia de una persona, sin propósitos más allá del de oprimir a quienes transgredan las normas de género.
Además, si es cuestión de que un médico lo sepa, ¿no es suficiente con que lo apalabremos nosotres mismes en un formulario médico? ¿Para qué necesitaríamos en los aeropuertos, escuelas, universidades y empleos tener un marcador de género? La realidad es que la mayoría de los ejemplos que una persona puede pensar de por qué se debería tener un marcador de género en la identificación responde a un pánico y discrimen hacia las personas trans.
Desafortunadamente, aún no hay muchos países que hayan retirado el marcador de género.
El sistema categórico de géneros que se nos impuso a través de la colonización es algo que ha cavado un hoyo muy profundo en nuestra sociedad y del cual es sumamente difícil salir.
Quién sabe si la inserción de un género neutro en nuestro sistema es lo que necesitamos para darnos cuenta de lo innecesario que son los marcadores en sí. Es por esto que, mientras esperamos a que ocurra el cambio, prefiero un marcador de género neutro. Si se me va a obligar a tener un enscasillado de género, prefiero tener una “X” antes que una “M” o una “F”. Lo que hagamos después con ello es una conversación para otra columna.