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Estudio de INTER-MUJERES expone los efectos de la pandemia

Múltiples jornadas de trabajo de las mujeres en la pandemia / Ilustración por Rosa Colón

(Ilustración por Rosa Colón)

El aumento de tareas debido a la pandemia de COVID-19 ha provocado deterioro en la salud, pérdida de poder adquisitivo y oportunidades profesionales para las puertorriqueñas, según la investigación Respuesta gubernamental a la pandemia COVID-19 en Puerto Rico: Encuesta sobre el impacto en las personas y en particular las mujeres, del Instituto de Estudios sobre Mujeres, Género y Derecho, INTER-MUJERES.

“Las mujeres son quienes principalmente han sufrido un aumento de las tareas no compensadas económicamente de cuidado y mantenimiento del hogar, así como del cuidado de menores, de adultos mayores o familiares. Esto refleja que, aún en tiempos de emergencia de salud pública, como la pandemia, las mujeres continuamos sosteniendo una carga desproporcionada de todo el trabajo no compensado en el hogar y del cuidado de otras personas”, establece la investigación, que publicó el 30 de septiembre del 2021.

Durante la pandemia, por la cuarentena y el aislamiento, las personas permanecieron más horas en sus hogares. Este panorama afectó injustamente a las mujeres al punto de sufrir deterioros en su salud física y mental por la multiplicación de las tareas de cuidado y las exigencias escolares de sus hijas e hijos. 

La organización sin fines de lucro dedicada a la defensa de los derechos humanos y los derechos de las mujeres INTER-MUJERES desarrolló un cuestionario en línea, que se llevó a cabo poco tiempo después de decretada la cuarentena, desde el 20 de abril de 2020 hasta el 3 de mayo de 2020. En marzo de 2020, el gobierno de Puerto Rico comenzó a implementar medidas para el control del contagio de la pandemia de COVID-19. 

Esta encuesta perseguía identificar el impacto que tuvieron las políticas públicas sobre distanciamiento físico, cuarentena y toque de queda en los diversos componentes de la sociedad en Puerto Rico. Unas 961 personas respondieron el formulario, de las cuales el 84% se identificó como mujer; 14.6% como hombre; y 1.2% como persona no-binaria. 

Aumento del cuidado recae sobre las mujeres 

Un 31.5% de las personas encuestadas indicó que había tenido que cuidar a otras personas durante la cuarentena. La encuesta reflejó que el 88.5% de las personas cuidadoras contaba con un grado universitario, 14.5% de estas con un doctorado.

Además, el 46.2% trabajaba desde el hogar a la vez que cuidaba de otras personas. El 70.3% respondió devengar un ingreso de alrededor de $10,000 a $50,000; y el 45.5% informó trabajar en el área de servicios como educación, servicios legales o salud.

“Las concepciones de género aún permean la sociedad puertorriqueña y le imponen a las mujeres la responsabilidad de cuidar a otras personas a la vez que cumplen con la jornada laboral. A pesar de los avances de las mujeres en la educación al obtener grados universitarios avanzados, esto por lo general no se ha visto reflejado en la obtención de niveles de ingresos altos”, señala la investigación.

 

El estudio evidenció que la mayoría de las personas que supervisaron las tareas de sus hijos durante la pandemia eran mujeres, entre las edades de 31 a 50 años, que vivían en situaciones bajo el nivel de pobreza o eran de la clase trabajadora en Puerto Rico.

Dentro de los nuevos gastos por la educación a distancia, madres pagaron por servicios de internet con mayor alcance, costearon tutorías en la casa y compraron materiales escolares nuevos como tabletas y computadoras. 

“Estas mujeres mantuvieron su empleo trabajando desde sus casas durante la cuarentena y la mayoría contaba con un ingreso familiar en los rangos de $10,000 a $50,000. Si consideramos que estos niveles de ingresos en ocasiones no son suficientes para cubrir los gastos de una familia, la estadía forzosa de estas en sus hogares tuvo como resultado que experimentaran una disminución en su poder adquisitivo, debido al aumento en el consumo de alimentos, agua, energía eléctrica y otros servicios”, puntualiza la investigación de INTER-MUJERES.

Las madres tuvieron que reorganizar su tiempo laboral por alteraciones como las exigencias de las tareas escolares de sus hijos durante la cuarentena. El ingreso anual familiar de la mayoría de las personas que se supervisaron las tareas escolares (55.6%) se encuentra entre los $10,001.00 a $50,000.00 anuales.

Luego del cierre provocado por la pandemia, solo un 44.9% de las madres de estudiantes del Programa de Educación Especial realizaba trabajo compensado desde la casa. El 40.8% expresó tener un ingreso familiar de $10,000 a $30,000, mientras que el 14.3% tenía un ingreso anual menor a $10,000.

Trabajar desde el hogar conlleva gastos adicionales

Un 57.3% de las personas indicó que continuó trabajando desde el hogar de manera remota. A su vez, más de un tercio respondió que utilizaban equipo personal para cumplir con sus obligaciones laborales.

Solo 19% de las personas que informaron estar trabajando de forma remota indicó que su patrono proveyó el equipo que necesitaban para realizar sus labores. De estas personas, la mayoría son mujeres.

“Esto implica un gasto adicional que aporta la empleada o empleado a su patrono. Este gasto adicional es debido al uso de sus equipos personales, gasto de energía e internet”, plantea el estudio.

Las investigadoras Esther Vicente, Marilucy González Báez, Patricia Otón Olivieri y Yanira Reyes Gil advierten sobre el impacto económico en las personas de la edad avanzada, ya que muchas quedaron fuera del mercado laboral o fueron obligadas a trabajar presencialmente.

 

Deterioro en la salud por las cargas 

Por otra parte, un 40.4% de las personas participantes informó que su salud había empeorado o afectado durante la cuarentena y un 25.7% dijo lo mismo sobre el estado de salud de alguno de sus familiares. 

De las 388 personas que informaron haber sufrido deterioro en su salud, el 88.4% eran mujeres, el 8.8% hombres y el 2.8% personas no binarias.

 

“Corresponde al gobierno de Puerto Rico tomar medidas legislativas, administrativas y ejecutivas, que establezcan servicios de cuidado de salud, cuidado de la niñez, espacios de respiro y servicios de salud para las personas cuidadoras. La educación con perspectiva de género es una de las herramientas que facilitaría que se compartan o distribuyan, independientemente del género, las tareas regulares y las que aumentan como consecuencia de una pandemia”, recomendó INTER-MUJERES.

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