(Foto por Ínaru de la Fuente Díaz)
Si usted ha participado anteriormente en manifestaciones que aportan a la liberación racial y de género en Puerto Rico, probablemente, haya escuchado que las personas negras, en especial aquelles cuerpes feminizades, son quienes más desventajades nos encontramos en nuestra escala social.
Cada año, en los eventos LGBTTIQAP+ y feministas, se visibilizan incontables historias de acoso, violencia y exclusión de les cuerpes feminizades negres. Con “cuerpes feminizades” me refiero a todes aquelles cuerpes que quedan inferiorizades ante el lente de los hombres heterosexuales cisgénero. Para que une cuerpe sea feminizade, no tiene que expresarse físicamente femenine, sino que solo requiere ser inferiorizade tal y como se le hace a las mujeres culturalmente, pues lo “femenino” se ha etiquetado como “débil”, “sentimental” e “inconsistente”, atributos tradicionalmente impuestos sobre las mujeres.
Desde el punto de vista del opresor, feminizar a une cuerpe es marcarle de inferior y asociarlo al colectivo de mujeres en el mundo. Esta etiqueta puede incluir a hombres gays, mujeres trans, hombres trans, mujeres cisgénero y cualquier cuerpe que no vaya acorde a los estándares de ser hombre heterosexual cisgénero en Puerto Rico.
Tenemos claro que, aunque seamos muches les cuerpes feminizades por el patriarcado, nuestras experiencias pueden ser radicalmente diferentes, puesto a que la experiencia de un hombre homosexual blanco no será la misma que la de una mujer trans negra. Reconocer esto nos ha llevado a entender que quienes más desventajades se encuentran no han logrado tener acceso al frente de lucha. Tanto organizaciones feministas como aquellas que son LGBTTIQAP+ han reconocido la necesidad de tener más cuerpes diverses en sus frentes de lucha. No obstante, ha sido notable el hecho de que cada vez que hay eventos contra las violencias machistas, sexistas y transfóbicas, a quienes vemos en el frente, en la mayoría de las veces, cumplen más con las características de personas socioculturalmente privilegiadas.
¿Dónde quedan las mujeres cisgénero negras en el frente de lucha? Esta pregunta se lleva trabajando durante años. Nuestra liberación no será completa si mientras marchamos, millones de mujeres siguen desde sus hogares siendo explotadas y buscando recursos para sobrevivir. Seguimos vociferando que luchamos por ellas sin siquiera hacer el trabajo de crearle accesibilidad para ellas empoderarse y unirse a la lucha.
La liberación no termina únicamente en mujeres cisgénero negras. ¿Dónde quedaron las personas transfemeninas negras? Cuando hablamos de personas transfemeninas, hablamos de cualquier persona que se considere trans y que su expresión de género sea femenina. Durante diversas marchas muches compañeres han asumido la tarea de evidenciar cómo es que las cuerpas negras, feminizadas y trans son las más violentadas, invisibilizadas y marginalizadas.
Sin embargo, muchos de estos discursos parecerían quedar en la nada, pues todavía no vemos a estas cuerpas en los frentes de lucha. Muchas veces, en el mensaje de que nuestras cuerpas negras feminizadas trans son las más desventajadas socialmente, se pierde el objetivo para el cual estamos luchando. Si queremos verdadera liberación, tenemos que comenzar a cambiar nuestras maneras de relacionarnos con aquellas personas por quienes luchamos a diario.
Esta tendencia de echar a las cuerpas negras trans a un lado ha ocurrido desde hace muchos años. Desde antes de la década de 1960, ya había mujeres trans en la lucha por derechos LGBT. De hecho, fueron ellas quienes comenzaron muchas de las luchas, tales como la muy famosa noche en Stonewall, donde quien se dice que primero lanzó un objeto a la Policía fue una mujer trans negra.
Desde, incluso, el mismo feminismo, las personas negras trans, cuir y no binarias femeninas han aportado su transfeminismo negro y teoría cuir para romper con los binarios hombre-mujer y con los roles de género que durante muchos años mujeres cisgénero feministas asumieron como naturales e inalterables.
Habiendo ya entendido la falta que hace tener estas cuerpas en el frente de lucha, ¿qué podemos hacer al respecto? Propongo que, aparte de manifestarnos, creemos espacios accesibles en los que estes cuerpes puedan entender las dinámicas que están viviendo y empoderarse hacia el futuro. Esperar a que nos salve el sistema como personas negres feminizades es tirarnos al vacío y esperar a no chocarnos con unas piedras al llegar al fondo.
Tenemos que crear más espacios y proyectos autosostenibles en los que aquelles cuerpes feminizades negres puedan erradicar su doble, triple, cuádruple e interminable jornada que abarrota nuestros hogares y espacios de lucha. Necesitamos nuevas oportunidades de vida con las que también esté presente el descanso y tiempo de ocio. Necesitamos mejores estrategias de educación y apoyo mutuo. Necesitamos establecer vínculos para erradicar las violencias racistas, sexistas y transfóbicas.
Nuestras realidades pueden ser diversas, pero el odio a nuestras cuerpas viene de un mismo lugar: el odio a les cuerpes feminizades. Aquelles que son nuestres opresores se sienten en la potestad de hacer suyes nuestres cuerpes y, con ello, hacer y deshacer con elles. Esto se vuelve mucho más profundo cuando de cuerpes negres se trata. Por eso, hoy quiero recordar que resistimos a través del autoamor, la autocompasión y el acompañamiento.
Resistimos y somos más fuertes cuando estamos juntes. Resistimos y somos más poderoses cuando no olvidamos a les cuerpes negres, trans y feminizades.
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