En mayo de este año, me dio COVID-19 por primera vez. Aun cuando me cuido mucho y modelo lo que profesamos desde el proyecto salubrista que coordino Aquí Nos Cuidamos, me tocó, después de un viaje a la ciudad de Nueva York. Ahora, la nueva meta es no reinfectarme.
En mis últimos tres viajes a diferentes partes de EE.UU., confirmé que en Puerto Rico nos hemos aferrado más al uso de mascarilla, incluso cuando ya no es obligatorio. Pero cada vez se ven menos personas usándola. Ahora, la positividad va en aumento y solo el 33% tiene al día su vacunación.
La enfermedad nunca se debe normalizar, y su prevención es una trinchera que nunca debemos abandonar. Eso es de lo más valioso que he aprendido de la comunidad científica boricua. Y las medidas de prevención por excelencia que funcionan muy bien son el uso de mascarilla, distancia física y el lavado de manos, y la vacunación.
Toquemos tierra
Entrevisté al doctor Alberto Rosario Maldonado, quien además de ser generalista, es epidemiólogo y formó parte del Sistema Municipal de Investigación de Casos y Rastreo de Contactos (sí, ese mismo que funcionó espléndidamente y que después el gobierno de Pedro Pierluisi, bajo el liderato del doctor Carlos Mellado, desmanteló).
“Sigo viendo personas enfermas. Mi esposa también es médico en Toa Alta y también lo ve. Porque no se hable, o se mencione, no significa que no está pasando”, me dijo el médico en tono frustrado, refiriéndose al COVID-19. “La gente normal vive en un mundo subalterno en el que yo vivo. […] Donde yo estoy, veo a todo el mundo enfermo”, compartió. De unos 30 pacientes que el doctor ve a diario, le manda a hacer laboratorios a unos cinco, y, de esos, por lo menos cuatro, salen positivos a micoplasma, influenza o COVID-19. A veces, en combinación.
Ahora mismo, en Puerto Rico, además de un alza en casos de COVID-19, hay brote de influenza y se han reportado contagios de micoplasma. Las tres se pueden prevenir con el uso de mascarilla.
Las N95 tienen una capacidad de filtración de 98.4% y las mascarillas quirúrgicas de 71.5%.
¡Hacia la prevención de infección (de nuevo)!
Siempre me ha confundido que, más allá de las realidades económicas, tantas personas se resistan al uso de mascarilla, o que el gobierno no las promueva de forma más estratégica. Estas funcionan para filtrar (las partículas contaminadas que viajan por el aire, como las de COVID-19) y son accesibles. Su uso debe continuar porque uno de los peores riesgos de contraer COVID-19, más allá de la muerte, es algo que puede, en poco tiempo, transformar tu vida: la covid persistente.
Hay miles y miles de personas que, a semanas o meses de la infección, sufren síntomas. Eso es a lo que se le llama covid persistente. Algunos de sus síntomas son fatiga, falta de aire, dificultad para pensar, recordar o concentrarse, trastornos del sueño, fiebre, dolor de cabeza, gastrointestinal o corporal, cambios de ánimo, y cambios de olfato o gusto. Y le puede pasar a cualquier persona, sin importar la edad o el estado de salud anterior, aún si no desarrolló síntomas de COVID-19 (fue asintomática) o si sus síntomas fueron leves. Algunos estimados dicen que de 10 personas, a tres o cuatro le puede dar lo que también se conoce como “Covid Largo”.
Uno de los puntos que me compartió el doctor Rosario fue la reciente celebración de los 25 años desde la vacuna de la varicela, y cómo esto es ejemplo de un esfuerzo salubrista exitoso. Ahora, prácticamente, no vemos varicela.
“Cuando se hizo una vacunación en masa, esa vacuna se hizo compulsoria”, me contó el doctor Rosario. “Mientras estuvo el uso obligatorio de mascarillas, yo no había visto tanto movimiento de pacientes con enfermedades respiratorias. A la vez que hubo esa liberación, demasiado paciente que estamos viendo viene con influenza y micoplasma a la vez”, advirtió.
Desde el 2020, he puesto todo de mí, en esfuerzos mediáticos de prevención, para aportar a no llegar a tantas muertes y contagios. Uno de los más recientes fue en junio, cuando organicé junto a CienciaPR una conferencia de prensa virtual en la que expertos y expertas salubristas, científicos y médicos, incluyendo al doctor Rosario, denunciaron la inacción del Departamento de Salud en cuanto al COVID-19. Ante esta realidad de desamparo, y como dijo el doctor Marcos Ramos Benítez, científico presidente de la organización Ciencia en tus Manos, durante el evento: “Evitar la infección es nuestra mejor herramienta”.
Por eso, es que usar mascarilla sigue siendo tan crucial.
Hace dos semanas, viajé a Seattle a la convención de The Communications Network, para presentar el trabajo que realicé coliderando Aquí Nos Cuidamos e implementándole mi lente feminista y antirracista. En mi vuelo de regreso, conocí a una señora de Humacao que me contó que estaba viajando para también manejar la depresión por la pérdida de su esposo de 25 años. Murió por COVID-19. No imagino cómo se hubiese sentido si, en lugar de llevar puesta mi buena mascarilla, fuese de las personas que se empeñan en ignorar la realidad, y no la usan. No le di un abrazo, pero espero que mi mascarilla le haya demostrado mi solidaridad.
Me asusta que, aún con todas mis precauciones, no pueda evitar reinfectarme. Y me da terror que la reinfección puede llevar a peores consecuencias. Pero, como esto se trata de hacer bien lo que esté en nuestro control, ya saqué mi cita para muy pronto ir a ponerme el booster actualizado, y también me vacunaré contra la influenza (¡Sí, te puedes poner las dos juntas!). Lo hice usando la página web de Walgreens, que ha sido un gran contribuidor en el esfuerzo de vacunación. Puedes sacar tus citas para tu vacunación gratuita aquí. Si no es por ti, hazlo por tu familia, tu comunidad, tu pueblo, ¡por Puerto Rico! No esperes por el gobierno, y escucha el llamado de nuestra solidaria ciencia boricua.
Nos toca a todes evitar normalizar la enfermedad, y promover la prevención. ¿Nos tenemos? Yo confío que sí, siempre.