(Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes)
Con las luchas y la conquista de nuevos derechos, vendrán las reacciones y los deseos de algunos de regresar a las viejas prácticas excluyentes. Ante estos escenarios que amenazan con revertir los logros alcanzados por distintos movimientos sociales, un grupo de feministas puertorriqueñas invitó al resto del país a mantener vivo el reclamo en favor de los derechos de las mujeres.
Como parte del conversatorio ¿Quién les teme a las feministas?: luchas, resistencias patriarcales y misoginia, celebrado el jueves, 28 de febrero, en Río Piedras, representantes de tres organizaciones repasaron la trayectoria de los movimientos de mujeres en Puerto Rico, al tiempo que reflexionaron sobre la agenda actual en temas de género e inclusión.
En sus reflexiones durante el evento, las portavoces de las organizaciones destacaron la necesidad de continuar impulsando una agenda de lucha que se atempere a las realidades políticas actuales.
“La lucha es joven, y como joven se comporta. Es parte del trabajo nuestro individual tener la autodisciplina de saber que una está participando de un movimiento que no es solo Puerto Rico, que tiene vida y en el caso nuestro, nosotras tuvimos una intuición política importante de las feministas de los 60, los 70”, expresó Tania Rosario Méndez, directora ejecutiva de Taller Salud.
El conversatorio fue organizado por el grupo político Vamos. Además de Rosario Méndez, participaron Sara Benítez, del Movimiento Amplio de Mujeres de Puerto Rico; Shariana Ferrer, de la Colectiva Feminista en Construcción, y Ana Irma Rivera Lassén, en representación de Vamos.
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Tanto el público como las exponentes dialogaron sobre la exclusión que los temas de género reciben dentro de algunos movimientos políticos progresistas. Asimismo, reflexionaron sobre el estigma social que aún prevalece sobre aquellas mujeres que se involucran en luchas feministas.
Ante la pregunta de “¿Quién les teme a las feministas”, las participantes del conversatorio coincidieron en señalar a aquellas personas que ven su privilegio amenazado cada vez que las mujeres logran importantes avances en asuntos tales como la participación política, el control sobre sus cuerpos y la toma de los espacios públicos.
“Hay un temor de perder el poder, porque está rompiendo los cimientos del patriarcado, del poder que tiene por el patriarcado la iglesia, que tienen los políticos, particularmente los políticos hombres, pero también las mujeres que asumen el esquema del patriarcado”, expuso Benítez.
En Puerto Rico, las organizaciones feministas se han movilizado por los pasados meses en respuesta al Proyecto del Senado 950 y las limitaciones que la legislación podría representar para el derecho al aborto. A nivel internacional, el movimiento antifeminista Vox en España, y el ascenso al poder del ultraderechista Jair Bolsonaro en Brasil, demuestran que las luchas por los derechos de las mujeres deben continuar como aspectos prioritarios en la agenda política global.
Sobre las enmiendas al Código Civil de Puerto Rico propuestas que se discuten en la Asamblea Legislativa, Benítez explicó que el documento “pone en riesgo muchos de los derechos adquiridos por las mujeres, cuyas orientaciones sexuales rompen con el binarismo patriarcal”.
Para las participantes del conversatorio, el hecho de que la violencia de género se manifieste en tantos entornos y de distintas maneras, debe ser motivo para que todo espacio sea de lucha feminista: la calle, el hogar, los centros de trabajo, diferentes espacios públicos, la cama, la escuela, entre muchos otros.
“Para nosotras, el trabajo de sanación es la lucha. El trabajo de sanación es la transgresión que no espera el patriarcado. Que los cuerpos sean felices, que los cuerpos sean sanos, que los cuerpos sean emancipados. Esa no la ven venir”, puntualizó Rosario Méndez.
El conversatorio de Vamos se llevó a cabo como preámbulo al Día Internacional de la Mujer Trabajadora este viernes, 8 de marzo. Este evento de lucha fue conmemorado por primera vez por un grupo feminista autónomo en Puerto Rico en el 1974. Dos años más tarde, el gobierno de la isla reconoció este día.