Fotos por Cris Seda Chabrier
La noche en que Puerto Rico se enteró de que Jasmine Camacho-Quinn se convirtió en la segunda puertorriqueña en ganar una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos de verano fue un momento de celebración nacional, pero también hubo instancias de odio y exclusión. Los comentarios de rechazo hacia la corredora formaron parte de los mensajes y debates posteriores que surgieron en las redes sociales cibernéticas durante esos días calurosos de agosto del 2021.
Camacho-Quinn sintió tristeza, pero eso no la amilanó. Siempre supo que su decisión de representar al país que vio nacer a su madre y con el cual se identifica, fue la decisión correcta.
“Después que gané vi muchas cosas en línea. Hicieron unos comentarios bien negativos sobre mi abuela puertorriqueña después que ella falleció. Eso me hirió los sentimientos. Hay puertorriqueños que han nacido en los Estados Unidos que son famosos y son amados. Cuando vi que ellos eran favoritos, ahí entendí que es que somos de dos colores de piel diferentes”, dijo Camacho-Quinn, como parte de su participación en la Cumbre Internacional de Afrodescendencia que se lleva a cabo esta semana en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP).
Las expresiones de la campeona de los 100 metros con vallas en las pasadas olimpiadas de Tokio 2020 surgieron como parte de un coloquio en el cual también participó el expelotero puertorriqueño Carlos Delgado y la periodista colombiana Edna Liliana Valencia Murillo.
A pesar del racismo experimentado por Camacho-Quinn, el cariño que recibió de miles de personas compensó el discurso pregonado por quienes llegaron a cuestionar su puertorriqueñidad y hasta comunicaron mensajes racistas hacia la atleta.
“El amor pesó más que el odio que recibí. Yo no tengo la culpa de que mi idioma principal sea el inglés. Pero mi mamá y otros se encargaron de que me inculcaran la cultura puertorriqueña. Me di cuenta de que yo tenía la fuerza de ser la cara de esa representación [olímpica de Puerto Rico]. Soy negra y soy puertorriqueña”, añadió la mujer nacida y criada en Carolina del Sur, y quien, además, compitió en el pasado por la Universidad de Kentucky.
El evento, que se llevó a cabo en el Anfiteatro #1 de la Facultad de Estudios Generales de la UPRRP, contó con la asistencia de académicos, activistas antirracistas, estudiantes universitarios, fanáticos del deporte y jóvenes provenientes de escuelas en los municipios de Villalba y Vieques.
Un emotivo momento ocurrió al finalizar el conversatorio, cuando el comité organizador de la cumbre le regaló a Camacho-Quinn una muñeca negra y con ropa que incluía los colores de la bandera puertorriqueña. En varias ocasiones, se le preguntó a la mujer sobre lo que significa representar a Puerto Rico, a pesar de haber crecido en los Estados Unidos. El tema de la representación como referente inspirador fue también un planteamiento recurrente.
“Yo no sabía que podía representar a Puerto Rico hasta que llegué a la universidad. Si lo hubiera sabido antes, lo habría hecho en la escuela superior. Para mí, significa mucho poder representar y demostrar que [las puertorriqueñas] tenemos todas las diferentes tonalidades de color”, expresó la corredora.
El deporte como plataforma política
El junte entre Camacho-Quinn y Delgado durante el evento propició una reflexión sobre el rol de los atletas y las dimensiones políticas del deporte. Ambos competidores puertorriqueños han sido vocales en su rechazo a aquellos sucesos que consideran injustos.
Mientras Camacho-Quinn ha usado en el pasado su cuenta de Twitter para denunciar la violencia racial en los Estados Unidos, Delgado es recordado por sus protestas en contra de la invasión estadounidense a Iraq en el año 2003. Por esas manifestaciones antiguerra, el expelotero de los Azulejos de Toronto y Mets de Nueva York fue censurado por la prensa deportiva que trabajaba el béisbol de Grandes Ligas durante esos años. Algunas personas creen que esos mismos periodistas tomaron represalias políticas y fueron influyentes en la exclusión de Delgado del Salón de la Fama del Béisbol de los Estados Unidos.
“No eres un mero deportista. El deporte, la música, el arte, la academia son plataformas que nos permiten esa visibilidad para llevar un mensaje adecuado. Como atleta, siempre que estás en el ojo público hay alguien que te está mirando. A los valores no se les puede poner un precio. Si tengo alguna manera de adelantar el futuro de Puerto Rico, al final del día yo lo que quiero es un mejor Puerto Rico”, dijo Delgado, ante el aplauso de quienes asistieron al evento.
Ejercicios como el despliegue de banderas y carteles con mensajes durante competencias deportivas reafirman las múltiples formas en las cuales el deporte puede constituirse como una plataforma de expresión política. Para Camacho-Quinn, la forma en la que ella se proyectó durante la ceremonia de premiación posterior a su carrera en Tokio 2020 representó una afirmación política de que Puerto Rico debe trascender los discursos esencialistas, como lo son el discurso de la mezcla de las tres razas y la creencia de que todas las personas puertorriqueñas solo hablan español.
“Yo tenía en mi mente que iba a ganar la medalla de oro. Yo sabía que tener el afro suelto y la flor en mi cabello le iba a mostrar al mundo que existen puertorriqueños negros”, afirmó.