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¿Cuándo te enteraste que la vulva tiene seis orificios?

Foto de archivo de Ana María Abruña Reyes

Si te preguntaran cuántos dedos tiene la mano, no lo pondrías en duda y dirías cinco dedos. Al igual, si te preguntaran en dónde está la boca, la nariz y los ojos. Sabrías señalar con exactitud en dónde están esas partes del cuerpo. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto identificar y nombrar los órganos sexuales externos de la vulva.  

La guía de educación menstrual La regla mola si sabes cómo funciona de Menstruita sostiene que la niñez y la juventud debería conocer su vulva igual de bien que la mano y la cara. Para esto, tienen que saber nombrar sus genitales y las partes que lo componen. 

Yo me enteré hace dos años atrás, cuando tenía 24 años, que la vulva tiene seis orificios. En ese momento, pensaba que solo existían dos: el orificio vaginal y el meato urinario. También, creía que la lubricación, producto de la excitación, venía de la vagina. 

Está de más decir que esto no lo aprendí en la escuela en la clase de salud. Tuve acceso a esta información buscando respuestas. Respuestas a todas mis dudas sobre educación menstrual y sexual. Gracias al feminismo, he asistido a distintos talleres sobre educación menstrual y sexual. En el camino, me he encontrado con mujeres maravillosas que me han guiado y enseñado un montón. Me han ayudado a apoderarme de mi cuerpo. Han sacado mi cuerpo de las garras y la vergüenza que impone el sistema patriarcal. No obstante, no todo el mundo tiene el privilegio de acceder al conocimiento de esta manera. 

Varios meses atrás, me apareció la ilustración de una vulva en Facebook, que nombraba los seis orificios y me pregunté: Si yo llegué a la adultez desconociendo esta información, ¿qué saben las mujeres cercanas a mí? 

Llamé a tres amigas y les pregunté: “¿Cuántos orificios crees que tiene la vulva?” Las tres me contestaron: “Bueno, yo creo que tres”. Tres porque estaban contando el clítoris como un orificio.  

Tal vez, la experiencia de mis amigas y la mía no sean representativas de toda la sociedad. Tal vez, hay otras mujeres que ya conozcan esta información desde hace años. Sin embargo, estoy convencida de que el desconocimiento trae consigo un mensaje de alerta: La educación que recibimos las mujeres y las personas que tienen vulva sobre nuestra anatomía es muy escasa. 

¿Cuáles son esos seis orificios? 

Meato uretral

Es el pequeño agujero en donde termina la uretra. Por ahí, orinamos. 

Glándulas parauretral   

Son dos y están ubicadas al lado del meato uretral. La eyaculación sale de esas glándulas. 

Entrada de la vagina 

Por aquí, expulsamos la menstruación, el flujo vaginal y las crías cuando parimos. También, es en donde inicia el coito. 

Glándulas vestibulares 

Están situadas en cada lado de la apertura de la vagina, por consiguiente, son dos. Producen la lubricación cuando estamos excitadxs. 

En una cultura extremadamente machista, purista con la sexualidad y el cuerpo de las mujeres, muchas familias no saben lo importante que es nombrar todas las partes del cuerpo y explicar para qué sirven y cómo hay que cuidarlas. 

Por esta razón, la guía de educación menstrual de Menstruita propone un ejercicio de autoconocimiento que consiste en dedicar un poco de tiempo a observar las formas que tienen nuestros órganos sexuales externos. Podemos mirarnos la vulva directamente o usar un espejo. Debemos intentar hacerlo cada semana para conocerla bien. En el caso de las adolescentes, notarán cómo va cambiando a lo largo de esta etapa de la vida. Es importante recordar que cada persona tiene una vulva única y diferente. 

¿Por qué no conocemos nuestra vulva? 

La científica cultural y periodista Mithu M. Sanyal en su libro Vulva. La revelación del sexo invisible se ha preguntado: ¿cuál es el significado de la negación de un hecho biológico como la vulva para la percepción que tenemos del cuerpo? 

A través de una serie de ensayos que llevó a cabo en diferentes grupos de científicas, constató que todas las mujeres podían dibujar un pene, pero ninguna podía representar gráficamente una vulva que fuera reconocible. Esto a ella le pareció sorprendente viniendo de mujeres muy formadas. 

No obstante, luego de darle la vuelta, tomó consciencia de que, a excepción de las ilustraciones médicas, las mujeres solo tienen acceso a ver imágenes de la vulva como productos de la industria pornográfica y de la higiene. 

También, Sanyal expone que la exposición pública de la vulva fue acompañada por una ocultación y una denominación errónea. 

Recuerdo que cuando era pequeña y mi madre iba a lavar mis genitales nunca decía: “Vamos a lavarte la vulva”, sino “Vamos a lavarte allí abajo”. A esto es lo que Sanyal nombra ocultación y denominación errónea. Además se le suma, las múltiples palabras vulgares que tenemos en el idioma español para referirnos a la vulva. 

La otra forma de invisibilizar la vulva consiste en llamarle vagina a lo que es vulva. Esto pasa muy a menudo. Lo escucho constantemente en el intento de querer nombrar nuestros genitales de forma correcta y le colocamos el nombre incorrecto. Y como leímos más arriba, vagina se refiere únicamente a la apertura corporal que une la vulva con los órganos genitales internos.

“De esta forma, toda la parte visible del genital femenino no solo se hace invisible a través del idioma, sino que también pierde un significado independiente, es solo un agujero en el que el hombre puede introducir su genital… Y precisamente de ahí viene el término, ya que en anatomía era habitual utilizar analogías para dar nombre”, expone Sanyal.    

El lenguaje es el sistema con el que nos orientamos en el mundo y evaluamos las cosas. Por lo tanto, conocer nuestra vulva, nombrarla correctamente, reconocer sus partes y nombres es fundamental para tener autonomía corporal. Las feministas están cansadas de gritarlo en las manifestaciones: “No hay libertad política sin libertad sexual”. El autoconocimiento es poder.  

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